Cuentos

Los fantasmas de la carretera 66

 

 

Si usted decide seguir viajando a lo largo de la ruta 66, pronto se encontrará Cotosa, Oklahoma (USA), al conducir a través Cotosa, recuerde que debe permanecer en la ruta 66: si usted toma un giro equivocado y termina en la carretera 412, a unas 6 millas de Cotosa, no pocos le informarán de un incidente que muchos otros han atestiguado haber vivido.

Una vez que llegue al cementerio de Timber Ridge ya no hay vuelta atrás: ahí es donde un pequeño niño nativo americano ha sido visto,... e incluso golpeado por más de un conductor.

El pequeño se observa detenido a lo largo de la carretera con su bicicleta, donde un vehículo lo atropelló y lo mató. Fue enterrado en el cementerio mismo, en la primera fila junto a la puerta, cerca de la parte inferior de la colina. Varias personas juran que al atravesárseles, sintieron realmente cómo golpearon al niño,... y encontrar huellas de pequeñas manos ensangrentadas en los parachoques de sus coches. Otros lo han visto de rodillas a lo largo de la carretera, mientras que algunos otros incluso han asegurado haber sufrido daños en sus vehículos, después de golpear al niño que luego se desvanece,...

Recuerde que cuando viaje a Cotosa, cerca de la ruta 66, no viaje por la carretera 412 a menos que quiera a mirar a ese niño fantasma a la cara.

El Reno es otra ciudad a lo largo de la Ruta 66 que cuenta con su propia leyenda. Recorriendo por el camino que se conoce como "la Ruta de la Madre" de El Reno, y entre éste y Waterford, usted se encontrará con el fantasma de un hombre jorobado. Lleva un abrigo marrón y un sombrero que es de "estilo bogies", cubriéndole los ojos. Le encanta aparecer en las noches de niebla o de lluvia.

Algunas personas se han detenido a lo largo de la carretera a recoger a este misterioso hombre sólo para ver que él pide dejar el vehículo tras un corto tramo, carretera más adelante,... para luego ver pasmados cómo su imagen se mantiene como caminando frente a ti, en la misma carretera, ¡pero lo verás así flotando por varias millas delante de ti!

Visita al Dentista

 

 

LA SALA DE ESPERA ESTABA PINTADA DE BLANCO y lucía convenientemente aséptica. La niña se removía nerviosa en el asiento y miraba constantemente hacia la puerta cerrada del consultorio, desde donde provenía una serie de ruidos que le ponían los pelos de punta. Ruidos mecánicos, de succión, de cosas punzantes que giraban y se clavaban en el hueso. No debía haberse sentado tan cerca de la puerta. Tomó una revista del revistero y la hojeó sin mirarla, pero al cabo de un rato la dejó. Una mujer regordeta sentada frente a ella la miraba con cierta simpatía, y cuando la niña alzó la vista, le sonrió y le puso una mano cariñosa sobre el brazo. 

   -No te preocupes, no es tan malo como parece- le dijo la desconocida.   
  Pero luego de unos minutos el ruido del torno cambió, se volvió más agudo, como el de un enjambre de avispas enfurecidas, y la desconocida hizo una mueca de desagrado o temor y ya no intentó volver a consolarla. 
    La niña transpiraba frío. Tenía una imaginación muy vívida y en su mente podía ver las cuchillas afiladas del torno que se introducían entre las doloridas muelas del paciente. La aguja de la anestesia, clavándose en la carne de las encías, cada vez más profundo, hasta llegar al hueso del maxilar. Abriéndose paso entre la carne mientras el paciente retorcía sus manos y pies sobre la camilla. Cerró los ojos y trató de calmarse. “Si mi mamá estuviera aquí…”, pensó. Pero ella no estaba, no tenía a nadie quien la cuidara. El verano anterior había sido realmente dramático y entonces… 
    -Viviana Rodriguez- dijo la asistente, saliendo abruptamente de la puerta.
    Esa era otra cosa que le asustaba tanto. Los pacientes entraban por una puerta, pero salían por otra. ¿Por qué? ¿Qué era lo que el dentista no quería que viesen los demás? Los hacía salir por una puerta trasera, como si fuesen… como si fuesen… 
    -Viviana Rodriguez- repitió la asistente con impaciencia. 
   Como si fuesen los muertos de un hospital. 
   La niña se paró con gran esfuerzo y se dirigió al consultorio. Sus piernas parecían de goma. La asistente por poco no la empujó hacia la camilla. La niña se recostó, mejor dicho se dejó caer sobre la camilla, y al rato vio la cabeza enmascarada del dentista, que se recortaba contra la fuerte luz de la lámpara extensible. 
   -A ver esos dientes- dijo el doctor a través de la mascarilla. 
   Comenzó a examinarle la dentadura, primero con los dedos enfundados en guantes, luego con la ayuda de un espejo de metal. Y al cabo de un rato el médico frunció el entrecejo. 
   -¿Qué… 
   Fue en ese momento que los dientes de la niña, largos y afilados como navajas, se cerraron sobre sus dedos y los cercenaron. La niña tenía los ojos rojos y echaba una espuma verde por la boca. Una lengua bífida, de unos treinta centímetros de largo, salió de su boca y lamió con avidez la sangre del dentista. Y luego se echó sobre él, antes de que pudiera gritar. 
    La recepcionista, que se había perdido detrás de una puerta interna, salió al escuchar un ruido y su bandeja de metal cayó al suelo. La niña se volvió hacia ella. Ahora tenía su propia máscara, hecha de sangre oscura y caliente. La lengua le colgaba como la de un perro, hasta la mitad de su pecho. La recepcionista comenzó a girar su cuerpo para huir, pero la chica saltó en dirección a su cuello y su boca se abrió con un crujido. 
     -Cuánto qué tarda- dijo la mujer regordeta en la sala de espera-. Espero que la niña esté bien. 
    Los otros pacientes no le respondieron. Se sentían nerviosos. Del otro lado de la puerta les llegaban sonidos de succión, de chapoteos. ¿Qué diablos le estaban haciendo a esa pobre niña? 
     Al rato, la puerta se abrió, pero la recepcionista no salió. Desde el interior del consultorio, se escuchó una vocecita que decía: 
     -El siguiente.

    La mujer regordeta dejó a un lado la revista y se incorporó de la silla.

   -Mi turno- dijo a nadie en particular, ensayando una sonrisa vacilante. Tomó una profunda inhalación y se metió en el silencioso consultorio.

    La puerta se cerró a sus espaldas. 

 

"El Aniversario"

 

 

ACABABAN DE HACER EL AMOR Y ESTABAN MUY FELICES. Como era costumbre, ella se dio vuelta y dejó que él la abrazara por detrás. Quedaron así durante unos minutos, exhaustos y sudorosos en la oscuridad. El reloj digital sobre la mesita de luz marcaba las dos y cuarto de la madrugada. 
    -Feliz primer aniversario, amor- le dijo él, al tiempo que sentía que comenzaba a sumergirse en el sueño. 
    No obtuvo respuesta; pensó que su mujer ya estaba dormida. Quiso besarle el cuello, donde sabía que ella sentía cosquillas, pero no pudo hacerlo: allí no había ningún cuello. Ella le estaba dando la espalda en la oscuridad, podía sentir la firmeza de sus muslos y la piel lisa de la espalda, pero acababa de besar a su esposa en los labios. Era imposible. Eso quería decir que su mujer tenía la cabeza girada en un ángulo inhumano, mirando directamente hacia él. 
     Él se incorporó con rapidez y buscó a tientas la lámpara, pero sus dedos no acertaban con la perilla. Al mismo tiempo escuchó que ella a su lado se removía, que emitía una serie de borboteos, como si se estuviera ahogando en un líquido aceitoso. 
     Y luego una risa. Una risa diabólica, desquiciada, que parecía surgir de las profundidades de un pozo. 
     -Feliz primer aniversario, amor- dijo ella, sólo que no era su voz, era la voz del demonio. 
      Por fin él encendió la luz y miró. Y comenzó a gritar.

La Última Voluntad

 

 

Y en ese entonces fue cuando la madre de Eder me ayudó a pasar al dormitorio para verlo, mi querido amigo de la infancia ahora  se encontraba en los últimos minutos de su vida, el cáncer le había invadido por completo, he sentido un tremendo vacío, como ese aquel que sientes cuando tienes hambre y tu estómago no deja de hacer ruidos, de esa forma pero aún más fuerte.

La madre de Eder no dejaba de llorar, sus ojos estaban muy rojos e hinchados, sostenía en su mano varios pañuelos ya sucios por  tanto llorar , la mujer solamente miraba a su hijo, era lo único que tenía en este mundo, debido a que su padre se marchó sólo cuando Eder tenía 3 años, Alma, su madre lo amaba por sobre todas las cosas, acercándose lentamente besó a su hijo en la frente y le dijo que todo estaría bien y que mejoraría, pero ella sabía que todo estaba perdido, al igual que yo.

Pero ella quería mantener una esperanza, me dejó a solas con Eder, al salir solamente escuché los gritos que lanzaba al cielo pidiendo a dios que no lo alejara de su lado solamente tenía 8 años, aquella mujer sola no tenía más familia al igual que yo Antoni, un niño de 10 años quien perdió a sus padres en un accidente y que vivía sólo con su abuela, una anciana cansada de esta vida que, aprovechando su siesta de media tarde, vine de inmediato al hospital cuidándome de los guardias  con sólo el propósito de poder ver a mi pobre amigo.

Al acercarme observé que mi amigo estaba muy pálido, sus manos estaban arrugadas, su cara había cambiado por tanta medicina que le suministraron, sus ojos eran unas profundas cuencas de calavera y que sólo su mirada verde y fija demostraba que aún seguí con vida. Me acerqué un poco más y él me miró fijamente y en ese momento me dijo:

–Antoni no me queda mucho tiempo, por lo que quiero que me concedas un último favor–, él tomó mi mano y me dijo que no olvidara los momentos tan divertidos que pasamos y también me dijo que cuidara de nuestros otros amigos Mike y  Jodie, amigos que sólo Eder y yo conocíamos muy bien, me molestaba que otras personas mencionaran que ellos no existen que sólo era nuestra imaginación, pero Eder y yo sabíamos que no era así pues ellos formaron parte de aquellos recuerdos.

Dicho esto mi amigo fijó su mirada en las luces del techo de aquel dormitorio y dijo: –Hasta pronto—en ese momento mi mejor amigo, inigualable, el único que tuve, dejó este mundo, yo solamente me le quede viendo y derrame lagrimas silenciosamente, y fue cuando entonces un fuerte viento entró por la ventana abierta del dormitorio y la luz que lo iluminaba parpadeó varias veces, ahora sabía que Mike y Jodie estaban conmigo en ese momento, pues ahora ellos estarían a mi cuidado.

La madre de Eder entró y lloró horriblemente, yo solamente me retire en silencio mientras a lo lejos en el pasillo se escuchaba su doloroso llanto. Con el tiempo descubrí que Mike y Jodie sólo era lo que la gente había dicho, imaginación…

8 años después…

Después de que mi abuela murió tuve que trabajar y estudiar al mismo tiempo, Marvin el panadero de la esquina de mi casa me contrató para ayudarle y a cambio me dejaba pasear y disfrutar de la gran ciudad de San Francisco C.A. , vivía sólo pero no sé por qué sentía que alguien más estaba con migo.

Cada vez soñaba aquel día del hospital cuando mi amigo me dijo que cuidara de Mike y Jodie, esas palabras las escuchaba una y otra y otra vez, despertaba en pesadillas y Marvin corría a preguntar qué pasaba, sólo eran pesadillas claro sólo eso. Una mañana muy temprano abrimos más pronto de lo normal, ese día no pude ir a la escuela, Marvin tenía mucho trabajo y tenía que ayudar, después de todo él me daba mi paga.

En ese momento una chica de cabellos rojizos entró preguntando el precio de un pastel de 15 pisos yo le  respondí con una voz suave $300 dólares, ella me miró al igual que yo, quién iba a pensar que dentro de años después Marianne, aquella hermosa pelirroja se convertiría en mi esposa.

Marvin me miró, sonrió y se dio la vuelta, Marianne se retiró, en ese momento escuché un tazón cayendo de la mesa al lado del horno, cuando fui a verlo pude ver unas pequeñas palabras escritas al parecer por niños de 10 años: –¡¡¡Te has olvidado de nosotros!!!– ,yo me asusté y le dije a Marvin lo que pasó pero cuando él fue a ver el tazón tirado las palabras en la harina ya no estaban, él me dijo que me afectó ver a aquella chica pelirroja y que aluciné esas cosas, pero luego todo empeoró…

15 años después…

Ya ha pasado tiempo, demasiado, ahora estoy casado con Marianne, tengo 2 niños Peter y Maguie  de  5 y 7  años ahora vivo en Canadá con mi familia, ese día tuve que ir el domingo a trabajar, mi esposa levó a los niños al parque y al regresar del trabajo me contó que Peter le dijo que había niños cuidando su cama, al igual que Maguie y que tenían miedo, dijeron que se llamaban Mike y Jodie, yo me asusté, mi esposa me dijo que también estaba asustada, pues en varios días las luces fallaban, el televisor se encendía por sí sólo y los teléfonos sonaban con el fin de que alguien anónimo mencionara lo siguiente:

— ¡¡¡Te has olvidado de nosotros!!!–,al no saber qué hacer recurrí a un sacerdote, pero no me pudo ayudar, después con un médium, pero tampoco me pudo ayudar solamente me dijo que por consecuente al olvidarme por completo de Mike y Jodie, ellos no se olvidarían de mi  nunca y que provocaban fenómenos paranormales con el fin de hacerles caso, pero era estúpido ahora yo tenía a mis hijos y esposa, no podía cuidar de ellos.

Pero la médium  dijo que Mike y Jodie eran 2 espectros malignos, me seguían solo porque Eder y yo podíamos verlos, eran espectros de niños que murieron antes de que Eder naciera, quienes eran, pues muy sencillo sí señor, eran las almas de los otros 2 hijos de Alma la madre de Eder que, al enterarse de que su marido le fue infiel, ella esperaba gemelos y por discutir con él su marido la golpeó muy fuerte provocando la pérdida de Mike y Jodie como iban a llamarse una vez nacidos.

Después de que Eder nació, a los 3 años su padre se largó con otra mujer, por lo que las almas de aquellos niños se enfurecieron  y por eso se nos manifestaban a mí y a Eder porque cuando uno es niño es más sensible a ver esas cosas, pero nosotros no lo sabíamos, los veíamos como a gente normal, como a niños de nuestra edad; el cáncer que padeció Eder hasta morir fue provocado por Mike y Jodie, ya que Eder me dijo que una vez se molestó y no les habló por una semana y que después aparecían mensajes por toda la casa con la frase:

–¡¡¡Te has olvidado de nosotros!!!–, y ellos se vengaron, Eder me lo dijo antes de que estuviera en el hospital, me dijo que tenía miedo, pero no pensé que le hicieran daño, Eder me dijo que cuidara de ellos porque me quería advertir algo, que si no lo hacía me iban a hacer daño, pero por qué esperaron tanto, porque querían que tuviera hijos para vengarse y hacerles daño, pero no lo permitiré, ahora todos estamos en peligro, tengo que cuidar de ellos al igual que de mi familia, y por lo que veo ni muerto me dejarán en paz, sólo me dejarán tranquilo hasta que obedezca y cumpla “la última voluntad”.

 

 

La Ouija: El Juego de los Espíritus

 

Muchas personas en el mundo han jugado a los juegos de los espíritus: La Ouija (mal llamada Güija o Wija). Aunque siempre recomiendan no hacerlo ya que pasan cosas extrañas y no hace bien a la mente de los jugadores. Pero uno por curiosidad lo hace. Esto pasó a un grupo cuatro muchachos, que en un día de campo, decidieron jugar como corresponde a la Ouija, en un lugar apartado totalmente de la sociedad, con velas rojas y negras y las ventanas y puertas trabadas. Este grupo de amigos, comenzaron. Aunque al principio les costaba contactar a algún ser del más allá a las 2:00 am en punto la copa comenzó a moverse. Las preguntas eran simples, sólo preguntaban la historia del espíritu: cómo había muerto, quién era y cosas por el estilo.

Pero uno de los chicos, sospechaba que el amigo de al lado estuviera moviendo la copa, entonces comenzó a hacer preguntas bromistas, las cuales no le gustaba al espíritu, uno de los amigos le preguntó si quería que el amigo abandone el juego y el espíritu dijo que SI. Pero el amigo no quería y se burló. El espíritu enojado movió la escoba que estaba trabando la puerta de la casa, dando la señal de que se vaya. En ese momento los chicos comenzaron a sentir que el piso se movía y los objetos comenzaron a caerse. El tablero se lanzó sólo hacia una esquina de la habitación y comenzó a prenderse fuego. Los muchachos estaban rodeados de llamas de fuego que se meneaban diabólicamente mientras se acercaban poco a poco a los muchachos para tragárselos vivos.

Entonces los chicos comprendieron de que si no hacían que el muchacho se vaya de ahí, el espíritu se pondría furioso y acabaría matando a todos. Entonces los mismos amigos, empezaron a empujar al muchacho para que salga por la puerta. Lo tuvieron que empujar violentamente porque el chico estaba tan asustado que se había quedado paralizado del susto. Apenas sacaron al muchacho, las llamas desaparecieron. Pero a los cinco segundos se escuchó un grito desgarrador que provenía de afuera de la habitación. El muchacho estaba tirado en el suelo, completamente destripado y con sangre en la boca…¿cómo pudo morir tan rápido? Entonces una fuerza invisible hizo que los tres chicos que quedaban, entraran por la fuerza a la habitación. Se cerró la puerta. Entonces el tablero que había sido tirado a una esquina de la habitación por el espíritu, se colocó al centro de donde estaban reunidos los chicos. El espíritu ahora quería seguir jugando. Los muchachos se levantaron e intentaron con todas sus fuerzas abrir la habitación pero era inútil. El espíritu ya había tomado su decisión: No saldrían de allí vivos.

Los muchachos se resignaron a seguir jugando y la pregunta que le hicieron al demonio fue:

—¿Saldremos vivos de aquí?

—No —Respondió el demonio.

Los muchachos, más asustados aún, se miraban unos a otros como pensando en algún plan para poder escapar del macabro juego. Entonces le hicieron otra pregunta al demonio:

—¿Quieres ganar algo a cambio de dejarnos con vida?

—Luego de cinco segundos, el espíritu respondió— Sí.

—Si nos dejas salir, prometemos traerte el día de mañana seis vírgenes para que hagas con ellas lo que tú quieras y por toda la eternidad. Tú sabes que podrías divertirte con ellas mucho más que con nosotros. ¿Aceptas?

—Entonces el espíritu sin pensarlo dos veces, dijo— Sí.

Entonces el espíritu les abrió la puerta y los muchachos salieron. Pero cometieron un grave error. Habían dejado sus mochilas adentro de la casa. Los muchachos no pensaban cumplir su promesa ni mucho menos volver a ver al demonio. A los dos días, luego de haber roto su promesa. Las mochilas aparecieron en sus dormitorios… ensangrentados y con un mensaje que decía:

—Esta es la primera y última vez que engañan a un demonio

Cuando abrieron sus mochilas, encontraron las cabezas cortadas de sus madres. Cuenta la historia que los chicos enloquecieron y que desaparecieron. Se dice que persiguen al demonio para que les enseñe en donde quedaron los cuerpos para poder enterrar a sus madres con dignidad.